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La eficacia de las terapias para el autismo, o trastornos del espectro autista (TEA) está en relación directa con la precocidad del diagnóstico. Si bien es aceptado que durante el primer semestre de vida no existen síntomas o signos que permitan la sospecha diagnóstica, durante el primer año ya existen conductas orientadoras. Los dos indicadores probablemente más signfiicativos son el pobre contacto visual y la falta de respuesta a su nombre, los cuales permiten incluso diferenciarlo de niños que padecen retraso cognitivo sin trastorno social. Entre los 8 y 12 meses el no señalar y el pobre interés en el seguimiento de las cosas que les son señaladas pueden ser síntomas orientadores (Ruggieri 2011).""La Fundación Ramón Areces no se hace responsable de las opiniones, comentarios o manifestaciones realizados por las personas que participan en sus actividades."